Las pirámides siempre han eclipsado mi imaginación, parece como si lo hayan realizado con tanta delicadeza, como cuando montabamos ciudades con los playmovil y hacíamos de nuestra imaginación un lugar especial; recuerdo como me ausentaba en mi cuarto creando espacios con todo detalle, mezclaba piezas de todo tipo de enseres para dar vida a lo inanimado. Es así como se construyen las proezas más grandes, empezando por lo más minúsculo, siendo minucioso, un simple filamento puede hacer que todo se mantenga.
Ahora me encuentro poniendo granos de arena, notando la misma sensación que cuando en mi infancia jugaba en la orilla con todas aquellas partículas que me rodeaban, y que podia unir mojándolas con el agua del mar, y así darle forma.
Ahora me encuentro poniendo granos de arena, notando la misma sensación que cuando en mi infancia jugaba en la orilla con todas aquellas partículas que me rodeaban, y que podia unir mojándolas con el agua del mar, y así darle forma.
Mi casa recibe oleadas que erosionan mi creación, que a su vez va cogiendo la forma deseada con el paso del tiempo. Me gusta como va quedando mi castillo de arena, y otro día cualquiera estaré creando más castillos en un lugar cercano; el cuál sea mi única morada, donde se creen mundos creativos en cada habitación y rincón.
Aún así, recuerdo que los momentos más felices en la playa eran cuando se acercaba alguien desconocido y se interesaba, aportando sus propias ideas e iniciativas; muchas de las cuales eran molestas por ir en disonancia con mi objetivo. Pero eran sin duda aquellos los mejores castillos que íbamos a disfrutar.